Páginas

viernes, 29 de mayo de 2009

santo remedio


No he estado en el fróntón estos dos últimos viernes por las causas que mas adelante expondré.
Cojo la pluma y con ella intentaré defenderme de las feroces y exageradas críticas a las que he sido sometido.
Hace ya tiempo vengo notando cierto dolor, bastante desagradable, en lo que es la zona de la rodilla.
Un dolor que noto sobre todo al ponerme de pie, pero se me pasa al momento, con más o menos asiduidad esos eran los síntomas.
En la bici no me afectaba, pero con las palas hace dos viernes, noté que el dolor aumentaba en constancia e intensidad.
Ya un poco preocupado, al ir a recoger los resultados de reconocimiento médico de empresa, consulté al médico mi dolencia.
El haciendo una inspección de mi rodilla le quitó hierro al asunto, diciendo que seguramente era una ligera tendinitis y me aconsejó hacer una visita al médico de cabecera.
Dicho y hecho al día siguiente, este martes, me presente en el ambulatorio para la consulta.
La médico vino a corroborar lo diagnosticado por el anterior.
Me recetó unas pastillas, las cuales tenía que tomar una después de cada desayuno y cena durante cinco días.
Al salir del ambulatorio me pillaba de paso a la farmacia la casa de mis padres.
Subí a hacerles una visita contándoles la mía al médico.
Al comentar lo recetado, mi madre me ofreció unas pastillas que tenía ella y me dijo que si quería que las tomara, que eran muy buenas para esos casos.
A mí no me pareció muy buena la idea puesto que yo, muy enemigo de los fármacos, no me gusta automedicarme.
Después de rechazar la oferta me dirigí a la farmacia.
Una vez allí, la farmaceútica me trae la caja de pastillas, con mi sorpresa al comprobar que eran las mismas que me había ofrecido mi madre.
Le cuento la anécdota a la chica y me dice que si no las quiero que acepte las de mi madre, pero yo le digo que no hace falta, que por lo que valen me llevo la caja. Llego a casa y me dirijo a hacer los recados, en el camino veo a dos señores con bolsas de la farmacia en cuyo interior vislumbro las mismas cajas que acababa yo de comprar.
Una vez después de cenar y desayunar cumplí el ritual y me tomé la pastilla.
Toda esta historia para decir que esa mañana del miércoles pasé un día en el cual la rodilla no me ha vuelto a molestar y sigo tomando las pastillas hasta cumplir los cinco días.
Adjunto foto de la "POCION MAGICA" a la cual debo agradecer el encontrarme en perfectas condiciones, por si no la conocéis, para que toméis nota.
Corto ya esta larga historia, espero no haberme "pasado de pesado".
Agur.

No hay comentarios: