Aprovechando la afición culinaria de la sra Mayor y la recolectora del hermano del sr Mayor, hemos celebrado la jornada de reflexión con una buena caracolada realizada en la casa de los anfitriones. En la misma hemos tenido ocasión de reencontrarnos con Celso que nos ha podido contar todas sus andanzas desde la última vez que le vimos por el pueblo. La verdad sea dicha que más que una caracolada aquello parecían las bodas de Caná. Cuando hemos llegado al comedor, nos hemos encontrado con todo tipo de pintxos exquisitamente preparados y que han servido para calentar motores. antes del plato principal. Todo ello regado con los vinos de la bodega propia que han deleitado los paladares de los comensales. Y a la hora de los caracoles hasta los que no les tienen cariño han tenido alternativa con el el caso del tío Jesús que ha podido degustar un buen chuleton hecho a su gusto. En los postres hemos podido sorprender a Marcelinha con una tarta de cumpleaños y demás postres confeccionados por la anfitriona y regados por todo tipo de licores y sorbete de champan. Después de los postres tertulia y tabaco para todos los gustos con permiso del sr Mayor, además del tradicional cancionero especifico para este tipo de celebraciones, y como hemos tenido un invitado especial que se ha colado en la fiestuki y ha estado incordiandonos un poco casi acabamos matándolo a escopetazos pero la sangre no ha llegado al río y nos hemos conformado con seguirlo con un matamoscas.
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